A lo largo de la historia los estilos y recursos literarios han cambiado, de acuerdo a las circunstancias. Pasando por los bellos poemas encontrados en los códices de las antiguas civilizaciones, las narraciones, novelas y poesías creadas con la influencía del arte europeo, los intentos por crear literatura sin recurrir a estilos ajenos a la cultura nacional, hasta encontrar la verdadera escencia que hoy se distingue, sin importar el género, en los autores mexicanos.
Ha sido tan prolífico este ámbito en México, que hoy en día contamos con autores que son conocidos a nivel mundial y que han obtenido un sin fin de reconocimientos en diversos certámenes de gran renombre.
Uno de ellos es el premio Nóbel de Literatura en el año de 1990, Octavio Paz.
Su obra es extensa y abarca bastantes estilos, he aquí un poema suyo:
Bajo tu Clara Sombra.
Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena....
Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante;
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas.
Aunque claro, podríamos hablar de muchos otros ejemplos.
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